Uno de los mayores retos que los profesionales en Recursos Humanos han enfrentado durante los años recientes ha sido promover que las empresas se deshumanicen lo mínimo posible. Lo han intentado con herramientas como el entrenamiento continuo, salarios competitivos, atractivos planes de beneficios y compensación variable, planes de carrera y sucesión, asignaciones internacionales y muchas más.
Pero debemos ir más allá: las nuevas generaciones de talentosos jóvenes no tienen más el concepto de “empresa para toda la vida”. Ciertamente las fusiones, reestructuraciones, la globalización, la deslocalización y una variedad enorme de recursos empresariales para controlar costos y mejorar eficiencia han trabajado en detrimento de la credibilidad empresarial y deshumanizado las relaciones “ideales” empresario-empleado tal y como se entendían hasta hace un tiempo.
La humanización del trabajo en el siglo XXI se centra, por un lado, en mantener los derechos ya alcanzados, adicionados con un trato psicológico justo y adecuado que minimice los efectos del estrés laboral. Solo a través de una formula que contemple ambas dimensiones será posible lograr que el talento dentro de las empresas permanezca “fiel” a ellas.
Es sabido que muchas empresas estresan a sus empleados para que éstos logren resultados extraordinarios. Y si bien muchas de ellas valoran y premian este esfuerzo, en ocasiones los líderes, gerentes y supervisores que tienen personal a su cargo continúan presionando hasta llevar a los individuos a su límite. Y en el momento en que alguno de los miembros de su equipo renuncia, no pueden reemplazar la posición y solo pueden repartir el trabajo entre los que se quedan, creando con esta conducta un círculo vicioso en el cual a menudo se encuentran atrapados junto con su equipo. Ciertamente lo que resulta más difícil para los lideres de equipos de trabajo es lograr los resultados del negocio, fomentando el balance de vida y trabajo tanto propio como de cada uno de sus colaboradores.
En mi experiencia como Coach de un gran número de empresas, en la medida en la que puedan alinearse los objetivos profesionales con los personales, encontrando ejes de convergencia entre ambos y alineándolos con aquello que mas nos gusta y que sabemos hacer fácil y bien, el nivel de satisfacción laboral y personal se incrementa drásticamente, con lo cual mucho del talento de las organizaciones permanecerá comprometido y “fiel a nuestra marca”.
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Maria de Jesús Sánchez A.
Business Coach en MCJ